Ministerio de Damas
"Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas" Prov. 31:10
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La finalidad principal del ministerio femenil es que toda mujer sea llena del Espíritu Santo. El objetivo principal es equilibrar el rol que juega la mujer en los dos mandamientos del reino de los cielos (Mateo 22:37-40):
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El gran compromiso de amar a Dios;
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El compromiso de la gran comisión.
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Esto se menciona porque hay muchas ideas y conceptos sobre el papel y participación de las mujeres en la Iglesia. Las ponencias son variadas: “la mujer no debe ejercer ningún liderazgo”; “ellas solo deben asistir y ayudar en actividades específicas supervisadas por varones”; y otras situaciones o tensiones teológicas o bíblicas que emergen de la declaración del apóstol Pablo en 1 Corintios 14:34ss “… vuestras mujeres callen en las congregaciones…”. Se pueden entrar en conversaciones hermenéuticas y exegéticas sobre este texto; pero el objetivo no es entrar en controversias o asuntos doctrinales de las diferentes denominaciones cristianas evangélicas. Sobre esto es interesante que el mismo apóstol Pablo en otros lugares de sus escritos recomienda y levanta el ministerio y liderazgo de mujeres (lideresas) que formaban parte de su equipo apostólico, evangelístico, misionero y pastoral. Tales mujeres como: Febe (Romanos 16:1-2); Lidia (Hechos 16); Priscila (Romanos. 16), solo para mencionar algunas de las co-siervas del apóstol. Tiempo falta para mencionar otras muchas mujeres del Antiguo y del Nuevo Testamento.
El ministerio femenil, por lo tanto, puede definirse como un grupo de mujeres cristianas que tienen una comunión intima con el Espíritu Santo, que se esfuerzan por ser buenas cristianas, esposas, ayudas idóneas, madres y ciudadanas, que están comprometidas con el reino de los cielos, su iglesia local y la misión de Dios. Además, que ayudan a otras del mismo género a vivir esa misma experiencia, cultivando una amistad sincera entre ellas. Este ministerio buscará activamente a mujeres para conectarlas con Dios y Su Palabra a través del Espíritu Santo, con el propósito de ganar, desarrollar, y entrenarlas con el fin de que encuentren su propósito y lugar en la obra del Señor.